Hay conceptos que no entiendo. Primero, y sé que es un tópico, el tema de los colores. Debo empezar diciendo que para ser hombre reconozco más de dieciséis colores, todo un logro, pero aun así hay veces que mis hermanas me superan. Yo creo que hay un complot entre las mujeres para hacernos quedar mal, para reírse de nosotros, para tomarnos por tontos. Es como aquello de ir a cazar gamusinos, o la hamburguesa con cancamusa, o la junta de la trócola. Porque llega alguna y suelta, así relajada, sin darse importancia, que ha visto unos zapatos de color rojo mediterráneo esmerilado tirando un poco a amanecer, preciosos. Y se entienden, y saben de qué color hablan, y son felices. Nosotros no, nunca, jamás, no puede ser.
Vale, asumo que los colores es una de nuestras derrotas. Pero no es la única ni mucho menos. Lo que me agobia, me preocupa, me frustra, me incomoda y me desespera es el tema de las prendas de entretiempo. ¿Qué es una prenda de entretiempo? Tirando de definición lógica (no sé si ha sido mucha idea) veo que son prendas para la época de otoño o primavera, para los momentos en los que no hace ni frío ni calor (cero grados). Vale. Mi primer problema es con los trajes. No soy mucho de llevar traje, pero a veces nos toca. Y te dicen que como la boda es en diciembre que te compres un traje de invierno, abrigadito… Y te ves en un salón de banquetes a 24 grados, con un traje de lana, con un chuletón de vaca delante y pasando más calor que un pollo en el horno. No es que sudes, es que lloras por la frente, es la ilusión que te embarga y la camisa que se encharca. Precioso.
Pero hay prendas de entretiempo. Una chaqueta, una gabardina, un cardigan… Las prendas de entretiempo son las que tardas poco tiempo que en quitártelas, bien porque hace frío y necesitas algo más gordo, bien porque hace calor y te molesta.
Si los colores es un claro complot de las mujeres para reírse de nosotros, estas prendas son una excusa de las marcas de ropa para sacarnos el dinero y llenar nuestros armarios de preciosas piezas de ropa que te las vas a probar el día que te las compras, y aquellos días en los que compruebas si te siguen sirviendo. Son prendas de interior, más que nada porque no llegan a salir de casa.
Y estamos en otoño, y fijo que ves muchas prendas de entretiempo en los escaparates y, es probable, que alguna acabe en tu armario hasta que se pase tanto de moda que te la alquilen para la versión sXXI de «Cuéntame».