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Lámpara
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Miscelaneas22 de marzo de 2023por Fer Poblacion

Habla ahora o calla para siempre

Son malos tiempos para la lírica. Para las palabras, para los textos.

En primer lugar porque por culpa de nuestros «maravillosos» políticos estamos viendo una manipulación del lenguaje que ríete tú de el Flautista de Hamelin. Nos quieren llevar como borregos de un lado a otro y sin rechistar.

Por otro lado, igual si tú eres abogado, o asesor fiscal, o médico me entiendes mejor, porque parece que todos los trabajos que no tengan un resultado físico no se valoran lo suficiente.

Vamos que la gente compra una mesa, lleva la mesa a su casa y tiene una mesa. Y está bien, se siente cómodo pagando por esa mesa.

O encargan pintar su casa, y llegan a su casa y la ven todita de ese maravilloso color azul tormenta (se supone que mi móvil es azul tormenta, pero la chica que me lo vendía por teléfono tuvo que traducirlo a azul clarito para que yo la entendiera). Y como ven su color nuevo les parece bien lo que han pagado.

Pero nosotros, los que trabajamos con servicios, ay nosotros, nosotros tenemos un problema. Nosotros tenemos que oír eso de «si no te cuesta nada» «si tardas un momento» «es muy caro para lo que has hecho»… Y da una rabia increíble.

Todo el mundo sabe escribir, pero ¿todo el mundo sabe comunicar?

Yo llevo metido en «fregaos» relacionados con la comunicación más de 25 años. Vamos que llevo más años ahí metido que fuera, que tengo 43 (sé que la calva avejenta, pero no tengo en mis planes visitar Turquía. De momento) y estaba algo optimista porque empezaba a ver que a las personas que nos dedicamos a contar historias ajenas, se nos iba dando cierto mérito. Lo llaman copywriting, aunque yo prefiero escritura persuasiva, por huir de palabrejas en inglés.

Pero claro, aquí tenemos el primer problema, cuando la gente se da cuenta de que hay una nueva línea de negocio que «sólo es escribir» (ja) hay muchos intrusos que deciden que esto es lo suyo. Que ellos son capaces de hacer esto de comunicar en nombre de otros, porque claro, ellos escribían un diario muy chuli (hay que hacer cosas chulis) cuando ellos iban al cole.

Y se olvidan de que hay que trabajar, que formarse, que dedicar tiempo y esfuerzo. Lo malo es que, como alguien caiga en manos de uno de estos iluminados, va a pensar que todos somos unos vende humos saca pasta. Y no, muchos no. Yo no.

Y entonces llegó Chat GPT.

Pero ojo, que ahora que, como te decía antes, parecía que la cosa iba mejorando y se nos iba reconociendo nuestro trabajo, justo ahora, llega ChatGPT y nos pone todo patas arriba.

Hala, otra vez, vuelta a empezar. Otra vez hay que ponernos en valor y explicarle a la gente qué hacemos y de qué sirve lo que hacemos. Y es curioso porque, y seguro que muchos compañeros de trabajo me entienden, hay veces que lo que más nos cuesta es explicar exactamente cuál es nuestro trabajo.

Yo tengo un truco. Os lo comparto, que Fer enseña y divierte. Si alguien me pregunta tengo dos opciones. Si tiene tiempo le invito a un café y se lo voy contando, si no lo tiene le digo que entre en mi web (en ésta, www.ferpoblacion.es) y que ahí se lo explico con calma.

¿Porqué nos ha tocado volver a la casilla de salida y tener que volver a asomar la cabeza y contar el valor añadido que aportamos? Pues por Chat GPT.

Y Chat GPT es una herramienta brutal (por no decir cojonuda). La palabra clave es herramienta. Es muy útil, muy rápida, muy cómoda y nos puede ayudar mucho. Si alguien de mi sector te dice lo contrario, desconfía. Es como cuando las tiendas de revelado de fotografías protestaban al imponerse la fotografía digital. Los tiempos cambian y hay que adaptarse ¿no crees?

Pero hay cosas que Chat GPT no puede hacer. Déjame que te ponga un ejemplo para explicarme mejor.

Chat GPT visto a través de una lámpara.

Imagina que te compras una lámpara y vas a una gran superficie tipo Ikea, Jysk, Zara Home… Eliges la que más te convence y te la llevas a casa. Enhorabuena, ya tienes una lámpara.

Pero sabes que tu lámpara es igual que muchas otras, que vas a ir a casas de tus amigos y es probable que veas esa misma lámpara, vamos que no es tu lámpara, no te representa, no llama la atención, no tiene nada diferente. Pero es una lámpara y eso está bien.

Esta lámpara sería el texto que puedes tener usando Chat GPT.

Pero ahora espera un segundo. Imagina que decides decorar la pantalla de la lámpara con una líneas azules (tormenta, claro) que van a juego con el color de tus paredes, que dejas que en el pie tu hija pinte unos soles, que pones la bombilla de colores…

¿Es la misma lámpara? ¿La misma que puedes ver en casas de conocidos? Pues no, claramente no. Ahora sí que es tu lámpara.

Esta lámpara sería el resultado de tener a un profesional de la comunicación usando Chat GPT.

¿Ves por dónde voy?

A Chat GPT hay que decirle lo que quieres. Parece obvio ¿verdad? Pues no es tan sencillo. Cuando los que nos dedicamos a esta maravillosa profesión nos enfrentamos por primera vez a un cliente, muchas veces el reto es saber qué tiene de especial, qué les hace diferentes, porqué pueden destacar. Eso no te lo va a decir Chat GPT.

Aunque no lo sepas, o no lo digas, eres diferente.

Y es esencial, es muy importante. Muchas veces, pero muchas eh, me encuentro con clientes que tienen algo genial, pero no son conscientes. Mira, recuerdo un amigo que se metió en el negocio de la sastrería. Hacía trajes a medida. Y estaban bastante bien de precio, y toda su estrategia de comunicación se basaba en eso, en el precio.

Vale, era una opción. Siempre he pensado que cuando insistes tanto en el precio, el cliente puede dudar de la calidad, pero eso es otro tema. El caso es que decidí hacerme un traje de esos. Me toman medidas y me dicen: «vale, en cuatro días puedes pasarte a recogerlo». Espera, espera, un momento que creo que no te he entendido bien ¿Has dicho cuatro días? ¿En cuatro días tienes el traje hecho? ¿A medida? ¿De verdad?

Pues oye que de eso no decían nada, lo pasaban por alto. Yo no sabía si reírme o llorar. Nadie le había dicho que eso de los cuatro días no era normal, que nadie lo hace, que ahí tenía un valor añadido brutal y que tenía que contarlo.

Porque si tú no se lo cuentas, ellos no pueden saberlo.

Esta frase la digo mucho, muchísimo (vamos, un huevo). Recuerdo hace un tiempo, cuando trabajaba en un medio de comunicación en Madrid, que me llegó una nota de prensa que tenía que traducir y publicar.

No era urgente, era viernes y lo dejé para el lunes. El fin de semana comí con mi amigo Luis y le conté el marrón que tenía con la nota de prensa en alemán y nos reímos. Llega el lunes y, al final, como en mi empresa no querían pagar a una traductora (y lo pongo en femenino porque me acuerdo de mi amiga Nadia) pues tiré de Google Translator y recé para que no la cagara mucho.

Y la cagué, claro, lo que yo publiqué no tenía nada que ver con la nota. Y me llamaron la atención (una bronca de cojones). Y se lo conté a Luis. Y Luis me dijo «anda, habérmela pasado que yo hablo alemán perfectamente».

¡¡¿¿PERDONA!!??

¿De verdad pensáis que si yo supiera que Luis hablaba alemán me la iba a jugar de ese modo? No, nunca, jamás. Pero él no me lo había contado

Por ahí también os podemos ayudar los profesionales de estos saraos. No puedes pedirle eso a Chat GPT.

Creo que ahora que es tan importante emprender para conseguir la vida que merecemos, es fundamental el saber explicar qué es lo que hacemos. Mejor dicho, es esencial explicar qué es lo que hacemos bien.

Y si notas que en eso flaqueas, pues dame un silbidito que yo te ayudo.

Y dime ¿Qué opinas de todo esto? ¿Qué te parece lo que hemos ido comentando?

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